jueves, 11 de octubre de 2012

AJARDINAR EL MUNDO

Este es un ejemplo práctico de como se ajardina el mundo, Contra de La Vanguardia del 29/09/12:

"Recuperemos ríos y rieras y conectémoslos con la ciudad"

El jardín de la metrópoli: Del paisaje romántico al espacio libre para una ciudad sostenible



Ima Sanchís


Batlle y Roig cambiaron las basuras del Garraf por un paisaje agrícola; hicieron del Llobregat -una cloaca- un lugar paseable, y han construido en Viladecans un parque que va de la montaña al mar. Su ensayo El jardín de la metrópoli (premio FAD) no es teoría, es sobre todo práctica: se trata de planificar el territorio a partir de los parques, ríos, bosques, zonas agrícolas y ciudades; del reencuentro del hombre con la naturaleza; de buscar el paraíso perdido en las metrópolis actuales, en las calles que se convierten en itinerarios que nos llevan a lugares naturales. "Acabaremos entendiendo que con pequeños cambios en el paisaje y en la manera de obtener energía podemos vivir mucho mejor".



Debajo de este cemento está enterrado el paraíso?

Había un paraíso natural que ya se cargaron los romanos, a los que les gustó mucho la playa de arena blanca que había entre Montjuïc y el monte Tàber y decidieron fundar una ciudad. Pero siempre podemos construir uno nuevo.



Es un consuelo.

Siempre cabe la posibilidad de que la Diagonal sea un paseo verde que conecte con Collserola; e incluso que donde hay edificios feos haya verde.



¿Dinamita?

La cuenca del Rur, afluente del Rin, estaba poblada por fábricas, todo era gris. Después de la crisis han dejado que la vegetación las conquiste y se ha convertido en un paisaje fantástico (hoy patrimonio de la Unesco). Ya ve que intento infundir optimismo.



Se agradece.

Lo que hacemos todo el día es movernos: de casa al trabajo, al restaurante, al gimnasio, a la playa, a la montaña..., y ese trayecto debería ser agradable.



A los humanos siempre nos ha gustado el verde y caminar, ¿qué ha pasado?

Que sustituimos nuestras piernas por coches y el concepto de movimiento se convirtió en calles que nos llevan de un lugar estático a otro, tanto un edificio como un parque urbano, que también es una pieza cerrada.



Cierto, das vueltas por el parque o te sientas en un banco.

Pero es indudable que nos gusta caminar, la gente camina por todo aquello que no tiene obstáculos, los proyectos que hemos hecho lo constatan. Si sales el sábado a pasear y tienes cinco kilómetros agradables por delante y sin obstáculos, es posible que los hagas, pero si te topas con una calle ancha llena de coches...



Desistes.

Por tanto, hay dos maneras de diseñar la ciudad, incluso partiendo del verde: un parque cerrado o un paseo verde, conectar, poder ir desde el centro de la ciudad hasta Collserola o hasta el mar dando un paseo, que las calles no terminen dentro de la ciudad, sino que conecten con el exterior. Menos coches y más bicicletas, transporte público y verde.



No hay ciudadano que no aplauda eso.

En todas las ciudades en las que hay conexiones entre interior y exterior, la gente se mueve más, y esa es la continuidad que yo defiendo. Los ciudadanos que más caminan de España son los de Vitoria, porque el urbanismo se lo permite.



Es un lujo.

Hay que recobrar la riera seca abandonada, como se ha hecho en Viladecans, o el lugar en el que tirábamos los residuos, como el Garraf, que hoy es un gran parque natural; y ahí está el río que era una cloaca y que se ha recuperado, como el Llobregat, donde después de las remodelaciones hemos conseguido que se pueda caminar por la ribera.



El sábado, su paseo está a rebosar.

Antes, un ciudadano de Sant Boi no podía llegar al río: se topaba con murallas (autopista, vías de tren). Ahora te encuentras con kilómetros que puedes recorrer en bicicleta en un espacio natural.



¡Qué gusto!

Hace unos años, el artista Perejaume y jóvenes arquitectos hicieron un happening que consistía en conseguir salir de Madrid andando. No lo consiguieron.



La conectividad es su mantra, veo.

Y poder recuperar todos los espacios degradados que encontramos por el camino. Conseguir que un lugar que ha perdido sus valores naturales los recupere es algo factible.



En los parques todo está prohibido.

Son de mírame y no me toques y carísimos de mantener. Debemos plantearnos para qué sirve el espacio público. Hay que recuperar los espacios de la geografía, dejar que fluyan ríos y rieras, que además se mantienen prácticamente solos, aumentar los bosques, recuperar espacios agrarios y promocionar los huertos urbanos.



Nórdicos y alemanes lo tienen claro.

Están apostando por estrategias a pequeña escala; aquí seguimos con soluciones a lo bestia: una línea eléctrica desde Francia, traer el agua del Ródano..., pero podríamos retener el agua de lluvia. Antes, en muchos ríos de Catalunya se producía electricidad, y sume a eso las llamadas energías alternativas: sol, viento, biomasa.



Nos hubiéramos ahorrado incendios.

Mirado con perspectiva, a lo mejor resulta rentable limpiar los bosques y obtener energía de la biomasa. Estamos en un momento de cambio total y hay distintas lecturas.



Podríamos crear lagos.

Exacto. Cuando llueve, el agua desciende desde Collserola hasta el mar, no sirve para nada, sólo causa problemas de inundaciones. Si retuviéramos el agua, crearíamos un paisaje bonito y funcional.



Apuesta usted por la sostenibilidad.

Para mí, la sostenibilidad es algo sencillo, algo de estar por casa, tan simple como no mezclar el agua de lluvia con el agua sucia, tan fácil como hacer unos espacios públicos en los que el agua se acumule. En Alemania depuran el agua de las piscinas con plantas.



Más sano.

Hay una búsqueda de mayor armonía entre la manera de vivir y la naturaleza. Muchas ciudades se han reconvertido sobre su paisaje original: Barcelona recuperando el mar; Londres, el Támesis, y Nueva York ha descubierto que Manhattan es una isla y apuesta porque todos sus muelles sean verdes.



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