miércoles, 5 de mayo de 2010

PUBLICACIÓN DEL MEDIO DORADO

Moltes gràcies pel premi Queti i per cuinar un blog tan bonic com Blocalforn...






Hace unos 5 años, en un día de Sant Jordi como el pasado 23 de abril, tomé la decisión de escribir un libro. En aquel entonces, realicé un compromiso contractual en el que se decía:

“Hoy día del Sant Jordi el del libro, acabo de tomar la decisión de escribir uno; se llamará “El Medio Dorado” ¿qué pretenderá?:
Su objetivo es ser un resumen de mis vivencias, percepciones, pensamientos, sensaciones y posturas ante la vida. Además de ser un manifiesto favor de la Vida Gaya.
Su estilo ha de tener un cierto aire de ensayo poético y lúdico, así como de narrativa en clave de ironía y humor adornado con dibujos y gráficos propios…”

La verdad es que establecerse compromisos y metas al modo autogestionario, da resultados.

Curiosamente la víspera de ese mismo día cinco años después, llegaron las cajas de la imprenta con ejemplares de aquel libro que en aquel momento decidí comenzar.

Aunque en este libro no se habla sobre filosofía oriental o sobre espiritualidad de forma directa, sí que se expresan experiencias vitales que desde la infancia contienen de forma implícita conceptos que entroncan con éstas y otras formas de entender el mundo y el Medio vital.

La elección del título viene dada por el concepto oriental y confuciano del Medio Dorado o Justo Medio, éste es un estatus, una especie de religión del sentido común y del espíritu de la razonabilidad o “seny” en la que se manifiesta el verdadero fin de la vida, como el goce de una vida sencilla. Los confucianos hacen hincapié en la vida familiar, y también en las relaciones sociales, es decir, “una buena vecindad”.
El objetivo de esta filosofía consistía en llegar a la Edad de Oro, aquel tiempo en que la vida tenía su forma más sencilla y las necesidades de las personas eran muy pocas. La época que describe el libro tenía componentes de estructuras familiares y de goce de la simplicidad que me hizo decantarme por este título.

En esta filosofía del Medio Dorado se aboga por la armonía huyendo de los extremos, es una teoría que cubre y envuelve todo y por otro lado también diluye todas las teorías y religiones. En occidente, una equivalencia sería la doctrina aristotélica del Justo Medio.

En este libro también está implícita la espontaneidad taoísta, en esta filosofía por contraposición al confucianismo, se acentúa el retorno a la naturaleza y a lo rural, no creyendo en la restricción, ni en la cultura humana urbana. Además, también se da un culto a la sencillez primitiva, propugna el mundo de la fantasía y de la maravilla y va aparejada a una cosmogonía infantilmente ingenua.


Ese mundo de reminiscencias taoístas, era sin nosotros saberlo, el mundo de los niños de aquella época en la libertad de la calles y en la espontaneidad de nuestros juegos y aventuras.
Este libro es la narración de momentos luminosos de la vida de los niños de los años 70 y 80 en un barrio periférico de Valencia: “El Grao”, colindante al amenazado barrio del Cabanyal. Curiosamente el gran amigo y erudito prologuista se apellida Grau (Grao en catalán).

En el texto también aparecen extremos emocionales, miedos y aventuras. Aquellas circunstancias vitales que necesitan universalmente los niños para que una vez asimiladas y superadas, poder convertirse en adultos no frustrados, completos y con equilibrio interior.

Ahora el libro de “El Medio Dorado” se ha materializado, como las gotas de sangre de dragón que según la mitología catalana, escribió Sant Jordi con su lanza áurea y que en contacto con lo terreno se convirtieron en Rosas, hoy llegan esos alter egos de las rosas: los libros. La excelente diseñadora gráfica del libro se llama Rosa , yo me apellido Rosa y en ese festivo día se regalan Rosas y como no, libros.


La vida, sí señor, puede ser de color de Rosa. También puede ser color Dorado, si recuperamos la espontaneidad, la flexibilidad y el equilibrio natural de la infancia, que nos hace perder poco a poco una sociedad anclada en la competitividad y el estrés.

La felicidad no la mide el PIB: la proporciona una buena comida, la conversación con los amigos y la familia, el disfrute de un paisaje, de un libro o la contemplación de la sonrisa de un niño…

Respiremos como en el yoga o el tai chi, ya lo decía Lao Tse en el Tao Te Ching: “dominemos la respiración hasta hacerla tan flexible como la de un recién nacido”.
Démonos cuenta de que el mundo está aquí y ahora y que si al menos intentamos ser tan felices como en aquella infancia en la que gozamos de la Libertad y la buena Vecindad, las crisis y conflictos internos y porque no, también los externos quizás desaparezcan como una pompa de jabón.

“El derecho más importante del ser humano es el derecho a la Felicidad” (Tzussu nieto de Confucio).
Espero que la lectura os haga viajar a la última frontera de la memoria y al posiblemente único lugar realmente libre que queda en el refugio de nuestra infancia.